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Cedo a tu retina
y la luz que emana
del cadente piano que hilvana
nota tras nota tu respiración.
Hoy tu luna
-tu otra luna-
untó la noche de aliento,
aquel que me devuelves
enganchado en el beso de tus labios.
Enredado en síncope
aguardo...
......
....
...
..
.
Eres yo desde que fuí
y desvelado
te contemplo en la respuesta.
Me siento a buscar
descalzo en las ganas
raído en la voz
acotado en la prisa.
Me siento y espero
verte pasar
aunque sea un adiós
callada o vestida.
El olor a campana
del reflejo la sombra
la chistera de un baile.
Tenue orden que ensalza
desconchada la vista
exhausto y teñido el aire.
Agitado o removido
desordenado criterio
todo aquello que ahora queda
en la palabra que negaste.

Dejé caer tu voz
tan profundamente
que el aroma del descenso hizo trizas
el jirón que remendaste.
Sopla el clavel
apaga su llama
que a oscuras los ojos no aciertan
a beber de tus manos.
En qué momento olvidaste
que las voces son sólo aire...
acurruca los despojos
y deja que duerman tranquilos.
A mi lado estás y no te encuentro
sesgada de tí misma
por un tú que llegó
dispuesto a relevarte.
Cerca del ventanal
lanzaré besos
por si sales a desnudarme.