viernes, 2 de octubre de 2009

Sin título




















Dejé caer tu voz
tan profundamente
que el aroma del descenso hizo trizas
el jirón que remendaste.

Sopla el clavel
apaga su llama
que a oscuras los ojos no aciertan
a beber de tus manos.

En qué momento olvidaste
que las voces son sólo aire...
acurruca los despojos
y deja que duerman tranquilos.

A mi lado estás y no te encuentro
sesgada de tí misma
por un tú que llegó
dispuesto a relevarte.

Cerca del ventanal
lanzaré besos
por si sales a desnudarme.


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