jueves, 14 de abril de 2011

Dos


Una espina atada al labio,
el colador que olvidó
cómo retener las piedras
o las uñas que me clavas en la espalda
cada vez que consigo mirarte a los ojos.

Recién escuché tu voz por el teléfono
y sigo sin saber qué hago aquí
tan lejos de todos lados
esperando...
...esperando.
Debía haber girado a la izquierda en el mapa
cuando alguien borró sus esquinas
justo a tiempo
-hoy en la bañera risas
me lo recordaron-.

Dame un beso y que la sangre
dibuje noches en nuestra alfombra.

1 comentario:

Falan dijo...

=) Bellas palabras, "Recién escuché tu voz por el teléfono y sigo sin saber qué hago aquí tan lejos de todos lados esperando"

Me encanta.

Un saludo