domingo, 3 de mayo de 2009

Sin título


Mantienes silencio
y en él la respuesta bucea
salpicando con su huída mis motivos.

Alguien en la calle sacude el timbre
para que acuda a abrirle.
Sin ganas de caminar de nuevo hacia la puerta
miro el sofá, vacío de tí,
y el espejo donde sólo quedo yo
temeroso a seguir enmarcado en él
quedando atrapado allá en tu lado.

No recuerdo qué fuí antes de tí,
tal vez lo mismo que después de nosotros,
doce uvas masticadas por el hambre
que me enseñas a creer fueron el todo.

A la luz de la espera
mi sombra tiembla convulsionadamente.

1 comentario:

Svor dijo...

no recordar quienes somos es como no haber sido nunca.