
No hables...
prefiero que escuches
el verde templado que habita en la sombra
el sollozo fugado al rincón del latido
o la luz desposada que tibia
rasga la madrugada.
Por esto y más
no hables...
ni verbos, ni ganas, ni asaltos,
tan sólo la mano tendida
y tus labios sellados.
Dejemos al reloj y sus fusas
calzar nuestra languidez.
1 comentario:
prefiero que escuches
el verde templado que habita en la sombra
el sollozo fugado al rincón del latido
o la luz desposada que tibia
rasga la madrugada.
no hables...
ni verbos, ni ganas, ni asaltos,
tan sólo la mano tendida
y tus labios sellados.
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