sábado, 24 de noviembre de 2007

Son las dos


Son las dos, más o menos, y ahí fuera todos duermen, o al menos eso parece. Y una noche más pienso en ti. Hace poquito las campanas tatuaron en el aire
su teñir lento y plateado, dos pequeños fragmentos de cristal estrellados contra el espejo de la noche. Fueron sólo dos llamadas, una para ti… la otra para mí. Y entre una y otra silencio, tan tenue como escaso.
Hoy me he preguntado si la segunda campanada logrará alguna vez alcanzar la primera. ¡Es tan breve el espacio que las separa!, apenas un segundo. ¿O esperará la segunda campanada a la primera? Es apenas el mismo segundo, pero lo dudo. Es su destino, alejarse la una de la otra, no poder recorrer el tiempo cogidas de la mano… por tan sólo un segundo. ¡Parece tan breve un segundo! Pero tal vez si eres campanada ese segundo equivale a toda una vida… Por eso pensé otra noche más en ti. Porque el silencio que nos separa se me antoja eterno. Fueron segundos, tú lo sabes, sólo algunos segundos, pero están durándome toda esa vida.
¿Duran más las campanadas noctur
nas? Se me ha ocurrido que de día deben durar menos porque hay más gente que la escucha. Tal vez de noche recorran más esquinas sin tantos oídos que las detengan. O tal vez sea todo lo contrario. Tal vez se consuman antes porque el alma de los pocos que nos resistimos a soñar está tan ávida de suspiros que le recuerden esos sueños que el bocado que les clavamos sea mayor. No se…
Que todo se reduce a eso al fin y al cabo… a que hoy una vez más he vuelto a pensar en ti y cada día se me hace más difícil intentar dormir sabiendo que al despertar volverás a alejarte de mí como esa primera campanada…
Por un segundo…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me temo que esas campanadas no llegaran a alcanzarse... por muy poquito... o mucho... porque a veces un segundo nos parece un siglo... pero de una forma u otra esas están separadas...

Un saludo un fuerte abrazo y muchos besos...